Treinta y tres años han pasado desde la última vez que estuve allí, en Saint Rèmy de Provence. Recuerdo despedirme del lugar diciéndome a mi misma que volvería, pero nunca tuve la ocasión.
Hoy en una hora cojo el tren que me lleva de vuelta a uno de los lugares en los que más feliz he sido.
¿Para qué esperar? Seguramente no sea el mejor momento. No me siento bien y voy a viajar sola, pero necesito hacerlo… necesito recuperar esa sensación, la de tener ilusión por disfrutar de la vida y sonreir.
Creo que vale la pena intentarlo…
Pensé en postergarlo al verano, pero siempre visité la localidad en estas fechas, cuando los campos de lavanda florecen. Y sin pensarlo dos veces decidí hacerlo por fin. Es ahora cuando más lo necesito…
Tengo todo lo necesario para volver sintiéndome yo misma, y poder afrontar esta nueva etapa de mi vida. Un viaje en tren de 7 horas para leer y para dejar la mente en blanco. Un bonito apartamento con terraza y piscina en el que descansar y tomar el sol. Un pintoresco pueblo en La Provenza rodeado de campos de lavanda en todo su esplendor.
Si pienso en imaginarme a mi misma en una pequeña plaza tomando queso Camembert y un vino blanco, consigo ilusionarme con la idea, y esbozar una sonrisa.
Espero que este viaje recupere mi alma y me devuelva mi esencia, esa de la que las circunstancias me han privado. Viajo tranquila y con ilusión… como el que regresa a su hogar.
Quinto día y quinto artículo… el próximo os lo escribo desde La Provenza.
Feliz Martes! Yo hoy sí tengo un buen motivo para estar bien, y espero que después de hoy haya muchos más días buenos…